Capitulo de Mi Libro (Métodos Intemporales)
Cuando se llega a la adolescencia, y a las siguientes etapas de desarrollo, es entonces cuando la lección de la vida nos pasa examen una y otra vez, pidiéndonos que hagamos lo que tenemos que hacer, pidiéndonos que hagamos lo correcto, que asumamos nuestra responsabilidad y asumamos con entereza las consecuencias de esta, (pero no sabemos cómo, o no, no lo enseñaron). Incluso una protección excesiva y desproporcionada, nos facilitará el camino hacia la irresponsabilidad, nos complicará enormemente la vida cuando tengamos que afrontar situaciones y tomar las decisiones por nosotros mismos, en el camino hacia la interdependencia y dependencia y en la toma de decisiones autónomas responsables. Una asignatura pendiente que se nos presentará a examen una y otra vez hasta su final aprobamiento, estaremos desequilibrados y débiles, sufriendo más de la cuenta innecesariamente.
En vez de enseñar a nuestros hijos, a utilizar los propios recursos e iniciativas que de manera natural disponen en abundancia, a través del sentido común y la imaginación para solucionar los problemas cotidianos en que se ven inmersos, los castigamos, nos los quitamos de en medio, les damos cuatro voces, les articulamos frases con todo tipo de descalificaciones hasta dejar doloridos y mermados sus pequeños corazones, les decimos muchas veces claramente a voces que no nos fiamos de ellos, les robamos sus sueños, empezamos a restar en vez de a sumar, en cuanto a su autoestima y capacidad de desarrollo, y aprendizaje. Desgraciadamente dejarán de vivir plenamente para empezar a sobrevivir a duras penas. Después, la mayoría de las veces, siempre la sensación de pena, o de haber traspasado las reglas naturales del juego, de nuestra irresponsabilidad como padres y educadores. Otras veces nos quedamos tan tranquilos con la sensación equivocada de que hemos hecho lo correcto, porque así les haremos duros, y les prepararemos para que se enfrenten al mundo, sumidos en la ineptitud, incapacidad y torpeza de nuestro propio discurso interior. Como si el mundo tuviera que estar, o estuviera en guerra permanente de todos contra todos, como si nuestra vida se basara en la supervivencia, y esta dependiera de tener un carácter y una personalidad egocéntrica e insolidaria, basada en la relatividad de todas las cosas y la falta de valores y principios intachables, como si no existiera la posibilidad de enfrentarnos al mundo con el arma más potente que existe, la verdad del ser, que todo lo contiene y engloba en su esencia, que florece de nuestro interior para propagar su fragancia, para hacer dignos a los hijos y merecedores de la vida en la tierra, y que fluye de manera natural desde el centro del ser.
Una fábrica permanente de hombres y mujeres con la sonrisa forzada y desfigurada, porque tienen la idea artificialmente suplantada de que vivir, la mágica, maravillosa y milagrosa vida, entre otras ideas disfuncionales significa supervivencia, una idea incuestionada para la gran mayoría, y que les hará permanecer tristemente girando perdidos en los extremos de sus vidas. En vez de haberles ayudado a asimilar y a comprender, que su verdadera naturaleza, donde reside la verdadera alegría de vivir, está el centro del ser, nuestra preciosa y mágica condición innata, mostrarles que la vida, el vivir es una invitación donde existen recursos ilimitados, tanto humanos como materiales que son una fuente inagotable.
Como el amor que todo lo sostiene y alimenta, tal y como nos pide Jesucristo que amemos a nuestros semejantes, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, no nos está pidiendo que amemos igual a nuestra mujer e hijos, que a nuestro vecino, no con la misma intensidad y clase de amor, pero si con el amor que reside en el afecto, el cariño y el respeto a todos por igual.
La solidaridad que pasa por ayudar a los más necesitados. La mayor parte de las veces no se trata de cuestiones económicas, si no que muchas personas lo que necesitan tan solo es que las escuchen, lo cual es a su vez una clara forma de respeto, comprensión, afecto y un poquito de cariño.
Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia delante. La vida en realidad, es una calle de sentido único.
Ágata Christie
Les alejamos mucho más de la integración en las bases de acciones correctas y honradas, valores justos y solidarios, claves para vivir con sano equilibrio y armonía, con libertad y dignidad, en un mundo de sociedades, muy lejos de los principios universales, con valores impuestos desde las excentricidades de algunos políticos, sabiéndose conocedores de la fuerza de alimentar con ignorancia a la propia ignorancia.
A muchos les pasará factura, algunas de un alto coste tanto humano, de carácter psicológico, como económico, incapaces de administrar sus propias vidas. Adolescentes, chicos y chicas, sin una base de educación y respeto implantada en el núcleo de las familias, basada en el amor de igual a igual, en la interdependencia de todos los miembros, y en la colaboración entre los mismos. Jóvenes y no tan jóvenes que se rebelan contra todo y contra todos, con una falsa creencia de lo que entienden por libertad, convertida ésta, en libertad condicionada y encadenada a los ideales de extremistas con vocación de líderes basados en el poder más irracional y absurdo, empeñados en hacer daño a todo y a todos lo que no representan sus ideales de pensamientos retrógrados, antiliberales y retorcidos. Mal viviendo en el libertinaje donde todo vale, los anti sistemas, lo okupas, los antiglobalización, los anti todo porque es lo que hace el otro, porque es lo que está de moda, con problemas profundos y arraigados de personalidad, incapaces de ser responsables, emulando e imitando a otros, con doble identidad. Adultos agrios de tres días mal, uno bien, movidos en la toma de decisiones por impulsos incontrolados, por calentones del momento. Jefes que quieren que se hagan las cosas porque así lo ordenan, (porque yo lo digo te guste o no) asumiendo toda la responsabilidad para evitarse conflictos, siendo una falta de honestidad para la organización a la que sirven y representan, y una mala influencia para ellos mismos y para los demás, escondidos tras toneladas de burocracia de cuestionado orden e interpretación personal.
Liderar en las organizaciones y en nuestras vidas, es estar al servicio de los demás, conseguir que los demás hagan lo que se les pide, a través del ejemplo y de la influencia y no a través del poder, si no de la autoridad.
Uno debe ser tan humilde como el polvo para descubrir la verdad
Mahatma Gandhi
Proliferan las depresiones y enfermedades de carácter psicológico en todo el mundo como una verdadera plaga del siglo XXl Se pierde el respeto y el mínimo interés por el prójimo, es como estar en la selva, «sálvese quien pueda» ¿Sin ni siquiera saber específicamente, cual es la salvación que queremos? Hay quien piensa que una pastilla disuelta en el estomago, puede llegar a ser más efectivo que un buen pensamiento disuelto en la mente, y ponen todo el peso de su curación en manos de otras personas, alguna alimañas despiadadas se aprovechan y obtienen alguna supuesta ventaja en esta sumisión, que tarde o temprano se convertirá en desventaja.
La revista Discovery Salud, al igual que otros medios de comunicación, han tenido y tienen el coraje y el valor de denunciar la infamia y abusos de muchos laboratorios, que en nuestro tiempo, pagan sumas de dinero o regalos de valor astronómico a los médicos, con tal de que receten sus medicamentos en las consultas de los centros de salud y en los hospitales, Muchos de estos medicamentos no solo no sirven para curar las supuestas enfermedades que les son atribuidas, si no que a demás, intoxican al organismo, y han llevado a miles de seres humanos al colapso e incluso a la muerte. Ya ha habido juicios e indemnizaciones de miles de millones de euros por estos motivos y casos similares, pero dado los beneficios que obtienen con esta flagrante actividad, no dudan en poner nuevas estretegias para introducirlos de nuevo en el mercado . Medicamentos a los que se les dan atribuciones de curación falsas, donde se mueven sumas de dinero astronómicas en los tratamientos, para las dolencias, que muchas de ellas serán inventadas para tal fin, en un negocio sucio y con una notable falta de escrúpulos y sentido de la decencia.
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